
Corría el año de 1994 y yo contaba con escasos 17 años, y en ese tiempo (y creo que aún ahora, pero no estoy muy seguro) era requisito indispensable para obtener la libreta electoral el tener la famosa y funesta libreta militar.
La libreta militar de ese entonces sólo servía para una cosa, y era el de ser un salvoconducto garantizado contra las "levas" (Levar: Acción de leva. Leva: Dícese del proceso por el cual uno es despojado automáticamente de todo derecho civil para ser ingresado involuntariamente a servir a la Patria en calidad de soldado raso por 2 años). Las levas en mi tiempo ocurrían en cualquier parte, y generalmente se aplicaban a todo chibolo que andara en micro y no tuviera papeles; reglones ambos en los que yo caía expedito, por lo tanto decidí que debía sacar la mía lo antes posible.
Debo aclarar que en ese entonces yo era un chibolo sonso (no el hijo de puta que soy ahora, capaz de vender a mi madre en plazos). Era de aquellos en los que creía en cosas tán estúpidas como la armonía, la paz y la hermandad entre los hombres...
Pero vamos al grano: Debido a que era sonso, se me pasó el tiempo de inscribirme en la marina y en la FAP, así que opté (no me quedaba otra) por inscribirme en el glorioso Ejército del Perú.
El primer día que fuí, estuve parado (como cojudo, hay que reconocerlo) como 5 horas mientras esperaba en la cola para empezar mis trámites. Hasta ahí, todo OK. El problema fué cuando fuí a recoger mi libreta militar.
Regrese a las 2 semanas a recoger mi libreta militar. Llevaba un polo manchado de mil colores (como se usaba en ese tiempo), arete en la oreja izquierda (porque los maricones la usaban en la derecha) y el pelo largo con peinado parecido a un new kid on the block (y yo ni siquiera los escuchaba a esos cojudos, pero el peinado me gustaba). Cuando llegué habían 2 filas: una para recoger la libreta y la otra para los que querían servir de voluntarios (cosa que me parecía de lo más incomprensible hasta ese momento). Obviamente me puse en la primera fila y noté que había un sargento (creo que lo era, por la cara de mierda; aunque en realidad TODOS tenían cara de mierda) que pasaba por mi fila agarrando a los tipos que le daba en gana y poniéndolos en la segunda (para servir voluntaria - involuntariamente). Cuando pasó por mi lado, siguió de largo (yo ni me preocupé del asunto, dicho sea de paso), pero cuando regresó (por el lado contrario) me agarró del hombro poniéndome en la segunda fila diciéndome:
- "Va pal' servicio"a lo que yo respondí:
- "Disculpe señor, pero yo vengo a recoger mi libreta militar"
se volteó y dijo:
- "Carajo!! Ud. VA a servir a la Patria"
- "Yo no voy a servir a la Patria"y en este punto, 2 arvejitas (soldados rasos del ejército vestidos con verde uniforme y casco redondo) rastrillaron sus FAL y me apuntaron directamente al peinado "new kid" (osea, me apuntaron directamente a la cabeza).
- "Pues claro que serviré a la Patria, ¡¡y con mucho gusto!!"Me subieron al carro porta-tropas y me llevaron al cuartel de ingenieros (ese que queda en la Av. del Ejército). Y ahí tuve mi primera lección acerca de la inhumanidad a la que puede llegar la raza humana...
Llegué para la hora de la cena. Me raparon inmediatamente el pelo (a tijeretazo limpio) y me pusieron un uniforme 4 tallas mas grande que yo (para los que no me conocen, mido 1.63 y soy flaco; pero lo más gracioso es que yo era uno de los más altos ahí. El sargento se quedó con nuestros efectos personales), y nos llevaron directamente a cenar. No me podía imaginar el horror que me esperaba....
Cuando entre a la cocina - comedor (imposible diferenciar) los cocineros, que eran ya cabos, insultaban a todo aquel que pasaba:
- "Mira este conchesumadre, si parece tísico el mierda. Ya avanza carajo"
- "Conchetumadre, mirame bonito o te mato conchetumadre"
- "Como te gusta la comida gratis ¿No? perro de mierda..."
y varias frases más de esa índole (a algunos le escupían la comida). Cuando llegué con mi gavilla (bandeja de metal para la comida) el cabo me miró de arriba para abajo:
- "¡¡Nos han traído un gringuito aquí!! Que chévere"y me tiró la comida a la gavilla. Lo miré directamente a los ojos con una mirada entre incompresión y odio y él me devolvió la mirada diciéndome:
- "¿Que me miras conchetumadre? Te mato conchetumadre ahorita nomás... ¿Qué se habrá creído el perro este?"La cena consistía de una deliciosa ración de: pescado al tomate (totalmente podrido y apestando), arroz (masacotudo y podrido), 2 panes (durísimos), 1 plátano (mosqueadazo) y té de cebada (lo único pasable). Me senté en una mesa con varios perros más (perro: Dícese del que sirve a la patria por vez primera) y ví con asombro y repugnancia como ellos se devoraban su comida con desesperación. Yo sólo comí los 2 panes y me tomé el te de cebada, dejando el resto; cuando uno de los perros sentados a mi costado me dijo:
- "Gringo, ¿no vas a comer eso? ¿puedo comermelo?"
- "Todo tuyo"y sin más, se lo voló en menos de 1 minuto. Ahí tuve mi primera lección acerca de lo que le puede hacer el hambre a un ser humano...
Volvimos a la cuadra y nos mandaron a limpiar baños (este reglón me lo salto debido a las náuseas que me provocaría a mí el recordarlo y a uds. el leerlo). Luego, pasamos a dormir: en un colchón sucio y apestoso y de a 2 ya que faltaban camas para todos.
Tocaron diana al día siguiente a las 5:30am (cuando yo recién estaba entrando en los páramos de morfeo, ya que me pasé la noche en vela con visiones de no salir nunca de esa cárcel - cuartel), nos vestimos y pasamos directamente a hacer ejercicios. Yo soy un tipo que sólo ejerce el deporte de pensar libremente, así que ya se imaginarán como quedé yo después de las 3 horas de ejercicio que nos pusieron por delante.
Luego nos dieron el desayuno (los mismos panes de ayer, con el mismo té de cebada, el mismo plátano, pero ya sin el pescado y el arroz podrido) y luego nos pusieron a marchar todo el día. Ahí aprendí la segunda lección: el hombre es el lobo del hombre..
Los sargentos inmediatamente preguntaron quienes eran voluntarios, 7 perros salieron al frente diciéndo que ellos eran voluntarios.
- "¿Así que uds. quieren servir a la Patria?"Y les metió un puñetazo a cada uno en la cara...
Todo el tiempo que la pasé en el cuartel los sargentos se ensañaron con los voluntarios, dándoles los peores trabajos y golpeándolos inmisericordemente todo el tiempo.
- "Tu querías servir a la Patria, ¿verdad?" (puñetazo al estómago)
- "Dime que amas a la Patria" (puñetazo a la cara)
- "La Patria ahora te premiará por servirla" (patadón en el culo)
Le pregunté a un voluntario porque se había metido al ejercito, y tuve que contener las lágrimas de rabia cuando me contestó:
- "Tú gringuito, nunca vas a saber lo que es el hambre.."
Luego nos mandaron limpiar las cuadras de los cabos (cuadra: lugar donde durmen los soldados). Mientras yo estaba encerando el piso de una de las cuadras, uno de los cabos empezó a hablarme:
- "¿Y que tal los culos allá afuera?"
- "Las chicas afueran están como siempre"
- "Ellas afuera y tu adentro aquí caga'o. ¿Tu tienes un culo firme allá afuera?"
- "Tengo enamorada, si a eso se refiere"
- "Pues ahorita ya debe estar cachando con otro"Nos llamaron a formación (eran como las 10am), y se acercó el comandante de la base diciendo:
- "Me han informado que hay 2 maricones aquí en esta cuadra. Los cabros están prohibidos de servir aquí en el ejército, así que díganme quienes son es este momento"
2 perros salieron al frente (fueron levados como yo y al parecer se querían hacer pasar como maricones para poder salir de esa pesadilla).
- "¡Así que uds. son maricas! Bueno pues, ¿quieren servir a la patria?"
- "¡Sí mi comandante!" (respuesta dada con miedo)
- "Pues entonces servirán a la Patria... ¡y nada de mariconadas carajo!"
y se fué. A esos 2 perros los golpearon todo el día...
A las 12 del día, mientras estabamos practicando marchas sin sentido (sin sentido para mí), se acercó un cabo a la formación y le dijo un par de palabras en voz baja al sargento. Luego de que se fué, el sagento dijo:
- "Soldado Elmo, preséntese inmediatamente en la oficina del comandante"
- "¡Sí mi sargento!"Eso sólo podía significar una cosa: ¡¡¡mis padres me encontraron y me sacán con expectorante hoy mismo!!! Corrí a la oficina del comandante para encontrar a mis 2 padres con una señora que no la conocía yo y el comandante sentado en su sillón. Me cuadré delante del comandante
- "¡Soldado Elmo reportándose como lo pidió mi comandante!"
- "¿Ve señora? Su hijo es un perfecto soldado. Apuesto que sí quiere servir a nuestro glorioso ejército" (dicho por el comandante con sorna)
- "Sí pero mi hijo es estudiante y sufre de anemia" (dicho por mi madre en tono de complicidad, ya que se le estaba pagando una coima de 200 cocos al comandante para mi salida)
- "Pues bueno, los dejo solos para que conversen un momento con su hijo. Yo voy a dar orden de salida para el chico"Y me quede a solas con mi madre, mi padre y la señora; quien era nada más y nada menos que la secretaria personal del General Bari Hermoza (jefe en ese entonces del comando conjunto de las fuerzas armadas, lo que hacía de ella la segunda mujer más poderosa en las fuerzas armadas). La señora me dijo que habláramos en voz baja, porque podían haber micrófonos y me dijo que ella estaba presionando al comandante para que me sacara por 200 cocos y por ser yo su "ahijado" (ya que en su calidad de secretaria del hombre más fuerte del ejército ella hacía y deshacía en cualquier base, pesándo más que coroneles y comandantes). Volvió el comandante:
- "Todo arreglado. Hijo, vé donde el sargento para que recojas tus efectos personales"
- "Sí mi comandante, con permiso"Y salí disparado a la cuadra a recoger mis cosas. No aguntaba un minuto más en esa porquería. Al llegar a la cuadra, me esperaba el sargento y 4 cabos más. El sargento me dejó mi ropa para que me vistiera y se fué. Los cabos me decía frases como:
- "Gringo conchetumadre, te vas porque tienes vara"
- "Conchetumadre, que suerte que tienes"
- "Conchetumadre ya quiera yo salir pa' estar con mi culo.."
Yo ni caso les hice. Volvió el sargento y salimos de la cuadra en dirección a la oficina del comandante. Cuando el sargento me dió mi ropa, faltaba mi reloj swatch; así que le pedí que me lo devolviera:
- "Lo siento, pero parece que su reloj se ha perdido"
- "Sargento, ¿Ud. sabe la vara que me está sacando? Una palabra mía y Ud. se va a la sierra a pelearse con los terrucos"
- "Ya gringuito, no quiero problemas. Aquí está su reloj..."Volví a la oficina del comandante, y luego de frases amistosas (e hipócritas) nos fuimos de ese asqueroso lugar...
Nunca en mi vida he visto más miseria humana que en un cuartel del ejército peruano. La anécdota me sirve como experiencia hasta el día de hoy y desde ese entonces mi forma de ver las cosas cambió drásticamente. Lo único que agradesco al cielo es que el comandante recibió tranquilo los 200 cocos para soltarme, porque sino ¿quién sabe? pude haber terminado muerto en cualquier provincia del Perú, vía enfrentamiento con algún terrorista. Pero aprendí bien mi tercera lección:
¡Gracias a Dios, por la plata hasta el marrón baila!